lunes, 12 de mayo de 2014 in

Cuando un cuarteto es un embrión de soneto





Cuando un cuarteto es un embrión de soneto

Yo sabía que los traslados, afanes y ajetreos, no son buenos para mantener esa tensión gozosa que te hace estar en comunión con lo hermoso. Me ha pasado y lo he vivido otras veces. Sobre todo, porque la preocupación por lo concreto, las relaciones, la expectativa ante lo desconocido siempre rompió el equilibro interior. En fin.

Total que en lo que llevamos de año, y han pasado cinco meses, he escrito apenas cinco composiciones, como si fuesen un homenaje a los cinco meses transcurridos. ¡Eso no es normal...!

Se lo he comentado a un amigo de los que te conocen, te esperan, te comprenden y te quieren a pesar de todo. Y mi buen amigo me envió como respuesta un soneto de Lope de Vega que me dejó un tanto traspuesto. Sé que lo escrito desde que el año comenzó siempre nació de una inspiración certera pero también diré que fue acabado con el escoplo en la mano. No es que a la poesía no le convenga el cincel, no. Lo que pasa es que la experiencia de oír los versos en el interior es tan pura y limpia que cuando uno agarra el cincel le parece que no está en consonancia con la inspiración.

La inspiración, yo lo hago, también se trabaja. El oído interior del poeta ha de estar tan afinado como lo están la guitarra o el piano. Y eso requiere esfuerzo, atención, renuncia a la distracción y atravesar muchos días el desierto de la contemplación...

Y yo, antes de volver a las arenas del Mar Menor, ando como distraído, sin cultivo, como en barbecho, tanto, que mi geniecillo se ha escondido o está como desafectado, sin ver la distancia que existe entre este cuarteto comenzado, pie del próximo soneto, y la espontaneidad, soltura y fragancia de Lope.


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso.

No hallar fuera del bien centro y reposo.
Mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso.

Huir el rostro al claro desengaño.
Beber veneno por licor suave.
Olvidar el provecho, amar el daño.

Creer que un cielo en un infierno cabe.
Dar la vida y el alma a un desengaño.
Esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Dentro de mi desierto productivo les dejo este cuarteto como embrión de ese soneto elogio a un bonsái de granado que tengo en el pulcro patio de mi casa riojana. ¿Cuándo lo veré aderezado y bien compuesto? Tengo respuesta: cuando, viniendo conmigo, entre en sus días de otoño y su colorido al trasluz sea de una belleza honda para poder compartirlo con ustedes. ¡Gracias!

Me naces, cada día, con el alba
cuando asoma sus rizos en mi huerta
y espero que te asomes a la puerta
para darte mi beso de mañana.

Texto y fotos  La Medusa Paca. Copyright ©

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